Los niños al igual que los adultos pueden presentar miedo ante ciertos procedimientos que requieren; también existen situaciones en las que el niño o bebé no debe moverse para un tratamiento o un procedimiento diagnóstico.
De forma conjunta entre los padres y el equipo de especialistas se puede manejar la situación evitando situaciones angustiantes de lloro y traumas mentales, todo posible de manera segura con el uso de anestesia ambulatoria, la cual producirá relajación, que no recuerde el procedimiento y colaboración.
Para los niños se usa una combinación de anestésicos y analgésicos por distintas vías de administración cuyas dosis son ajustadas según el paciente, y cuya duración es corta por lo que al terminar el procedimiento el niño será dado de alta sin efectos de estos medicamentos.
Tras iniciar la sedación se solicitará a los padres que esperen en la sala conjunta y se les informará al terminar el procedimiento y además recibirán indicaciones de cuidado tras la anestesia.
El niño se mantiene monitorizado por equipos específicos para cada edad del paciente, cada instrumento y dispositivo usado es adecuado para cada edad y situación, lo que será valorado por el especialista.
Tener un procedimiento fuera de quirófano con seguridad es posible.